Históricamente La Macarena ha sido un foco central del conflicto armado colombiano. No solo hizo parte de la zona de despeje que se estableció en el país durante el proceso de negociación entre las Farc y el gobierno de Andrés Pastrana, sino que ahí se hizo fuerte el bloque Oriental, se mantuvo secuestrada por varios años a la excandidata presidencial Ingrid Betancourt y se llevó a cabo la operación Sodoma, en el 2010, que acabó con la vida de Víctor Julio Suárez, alias el ‘Mono Jojoy’.
Durante muchos años fue un pedazo del mapa inaccesible para los investigadores que querían monitorear su biodiversidad. Fue tras la firma de la paz con el grupo guerrillero que la zona le abrió las puertas a la ciencia en un área de gran importancia ambiental por ser punto de encuentro entre los Andes, la Amazonia y la Orinoquia; acorralada por distintas actividades que la ponen en riesgo.
La serranía de La Macarena tiene características tan particulares que fue declarada monumento nacional por su importancia científica y como área de manejo especial (conformada por cuatro parques naturales y tres distritos de manejo integrado) en 1989. Sin embargo, no se conocía su estado.
“La verdad es que el conflicto armado no nos permitía estudiar la zona y tener datos científicos para respaldar la biodiversidad. Era impensable pasar por ciertos lugares porque el orden público era pesado. Ni siquiera podíamos marcar al caimán llanero, una especie amenazada, para definir sus patrones de desplazamiento porque la guerrilla pensaba que era para seguirlos o vigilarlos”, cuenta Iván Darío Escobar, encargado de los temas de posconflicto dentro de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena (Cormacarena)...