Segunda actualización período 2005 - 2006


La segunda actualización sobre el indicador de captura de peces por debajo de tallas reglamentarias, se realizó en las cuencas de Putumayo y Amazonas a partir de los registros continuos que el Instituto Sinchi posee, igualmente se vincularon datos de 2004. En términos generales, los resultados de esta actualización siguen mostrando un incremento global del impacto negativo de la pesca para el río Amazonas, que paso de 33% en 2002 a 52% en 2004 y a corte de 2006 alcanzó 63%, lo que lo sostiene en la categoría de alta afectación del recurso. Mientras que en la cuenca del Putumayo, los valores permanecieron relativamente constantes (Figura 29).



Cuando se analizan año por año los datos entre 2004 a 2006, puede verse la tendencia del crecimiento alarmante del indicador para el río Amazonas y las fluctuaciones que se presentaron en el río Putumayo (Figura 30).



Para poder discernir la fluctuación en el comportamiento de las tallas medias de captura frente a las tallas reglamentarias, es preciso tener en cuenta las artes de pesca y su selectividad respecto al tamaño de los peces que caen en ellos.

Las artes de pesca más comunes se pueden agrupar en líneas (cuerdas) y mallas, cuya diferencia en su utilización entre un grupo y otro está dada especialmente por las geoformas del lecho del río en cada localidad, el costo de los aparejos y su operación, así como por el proceso de demanda y comercialización de los bagres. Para la cuenca del Putumayo los artes más utilizados y más representativos son los que se agrupan como cuerdas razón por la cual figura el grueso de los individuos capturados dentro de estos artes y para el Amazonas, la mayoría de las capturas se ejecutan con mallas, exceptuando el Simí que es capturado con líneas de mano de anzuelos pequeños. Una base de los promedios de captura de estos grupos para las principales especies de bagres puede resumirse en la siguiente  tabla:


De las 11 especies revisadas en la actualizaciòn del año 2004, se pudieron analizar 9 en el río Amazonas y 5 para el Putumayo (que no se actualizaba desde 2000). A su vez, especies que figuraban con alto impacto negativo continuaron en esa posición para el Amazonas, mientras que otras pasaron de impacto medio a alto y viceversa; y especies con bajo impacto, aparecieron más afectadas (Figura 31).



En el caso del Putumayo, hubo incremento en la presión negativa hacía la pesquería de los bagres analizados con respecto a la década pasada, exceptuando el camiseto para quien la pesca ha revestido un bajo impacto negativo en la región; para las otras especies el número de registros no permitió actualizar el indicador (Figura 32).



Para la cuenca del Amazonas, las capturas de dorado cerca de Leticia correspondieron a individuos adultos,  especialmente a hembras que incrementan los valores medios de la longitud de captura. Pero cuando se consideran las muestras de individuos capturados a largas distancias de Leticia (300 – 500 km aguas abajo), que se almacenan en los centros de acopio de Leticia, estas cifras decrecen. Por lo que se puede mencionar que la dinámica de la pesca local no genera mayores impactos negativos para este bagre, pero los procesos de demanda y comercialización regional a lo largo del río Amazonas hacen que la pesquería como un todo impacte negativamente este recurso.

El caso de Goslinia platynema en ambos ríos, refleja la aprehensión de animales pequeños que generan tallas menores, capturados con anzuelos. La  disminución de las tallas medias se debe a una mayor presencia de machos, que al ser más pequeños reducen el promedio de las tallas.  Pero es claro que en ambas cuencas la presión aumentó.

Es preocupante la situación de Pseudoplatystoma fasciatum, una de las dos especies de pintadillos que en Amazonia se han convertido en el recurso más comercializado, seguido por el dorado. Aunque para la cuenca el Amazonas existió una leve disminución en el porcentaje negativo de alto impacto sobre la especie desafortunadamente para el río Putumayo se incrementó este resultado nocivo.

El simí es una especie que viene consolidándose como bagre de alta importancia comercial con incrementos anuales desde 1998 y actualmente es el cuarto más comercializado y a quien se le destinan esfuerzos permanentes para su captura. Dada su alta voracidad que lo hace presa fácil y el proceso de pesca mediante anzuelos pequeños e incluso con las manos, la proporción de animales capturados de poco porte es muy alta, lo que se refleja en la evolución negativa del indicador de tallas para ambos ríos.

No se puede desconocer que la enorme demanda de pintadillos y simí, que se asemejan bastante a los pintadillos y capacetas de la cuenca del Magdalena por lo que las diversas estrategias utilizadas para capturar a estas especies en los diversos ambientes, vienen afectando negativamente estas especies.

Sin desconocer la importancia socioeconómica de la pesca en la Amazonia, los procesos inmediatos de ordenación de la pesca y su aplicabilidad deben propender hacía la ratificación y/o ajuste de las actuales tallas de captura permitidas, como también a precisar las artes que pueden ser utilizadas en la pesca, conforme a la selectividad de estas frente a las especies y el sexo de los individuos.

Pero el futuro de la actividad y la perpetuación de las especies no dependerá solamente del manejo de la pesquería a través de las tallas. En ese orden, se debe tener conciencia que la pesquería comercial recoge unas especies migratorias que desarrollan parte de sus ciclos de vidas en las zonas fronterizas.  Es así que las recomendaciones de los diversos estudios científicos realizados sobre la pesca de bagres tengan efecto, las entidades encargadas del ordenamiento del recurso pesquero deben propender hacía una regulación regional equilibrada y equitativa de parte de los países fronterizos (Colombia, Brasil y Perú), que aseguren su sostenibilidad, rentabilidad y competitividad.