31 de mayo de 2023. Mesetas, Meta. Pensar en un futuro resiliente frente al cambio climático y el uso de los suelos, plantea un escenario de trabajo que prioriza la relación que las comunidades tienen con los alimentos que consumen.
Así bien, en una lógica por diversificar los cultivos para recuperar la salud del suelo; la soberanía, la autonomía y la seguridad alimentaria se constituyen como temas clave para garantizar estrategias de transición agroecológica más acertadas y con impactos positivos en la calidad de vida de la población productora de Colombia.
Según la Alianza Biodiversity y CIAT “la comida en nuestro plato depende de la disponibilidad de agua dulce y suelos saludables, que suministran nutrientes esenciales a las plantas, que a su vez constituyen el 80% de los alimentos que ingerimos y producen el 98% del oxígeno que respiramos”. Dicha relación posiciona a los productores como actores relevantes en el diálogo de saberes para la construcción de conocimientos que garanticen la sinergia entre la ecología y la acción social, base fundamental de la agroecología, para la autonomía alimentaria de los territorios.
Trabajadoras del campo y equipo técnico ABRIGUE desarrollando la estación de gobernanza para la soberanía alimentaria.
“La alimentación en el Sur del Meta se ha visto afectada por el monocultivo, la coca y la ganadería. Eso ha derivado en la afectación de los suelos, que antes favorecía a otros cultivos; la relación de los alimentos con el dinero y la pérdida de conocimientos”, explicó Milton Pérez, investigador del Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación (MinCiencias), co-solicitante de la acción ABRIGUE.
A través de un ejercicio teórico-práctico, las trabajadoras del campo de la Asociación de Damas Lecheras (ASODALE) participaron del encuentro “Tus saberes con los míos: un diálogo para el fortalecimiento” enfoque “Diversifiquemos la finca y la alimentación familiar” liderado por AGROSAVIA, en el que tuvieron la oportunidad de trabajar cuatro componentes: la huerta comunitaria, la alimentación en el hogar, la sensibilidad alimentaria y la conservación de alimentos.
Distribuidos en cuatro grupos, las asistentes al encuentro fueron rotando por estaciones donde, partiendo de un ejercicio de diálogo, hicieron su propio semillero enriquecido con alimentos como ají, cilantro, tomate y cebolla, entre otros; reconocieron cuál era su dieta y qué recetas les gustaría recuperar; fortalecieron conocimientos sobre alternativas para combatir los factores de deterioro de los alimentos a través de encurtidos; y construyeron una huerta diversificada como punto de partida para el trabajo solidario y el ejercicio técnico que se reflejará en 20 pilotos más.
Trabajadoras del campo y equipo técnico ABRIGUE desarrollando la estación de sensibilidad alimentaria y conservación para la seguridad alimentaria.
El objetivo, según destacó Fabián Martínez, investigador de AGROSAVIA, “hicimos un ejercicio de reflexión sobre lo que consume la comunidad, cuál es su relación con el aprovechamiento del suelo, presentar alternativas para la diversificación de cultivos y entregar insumos, como semillas, plántulas y matrices de trabajo, que impulsen mejores prácticas”, afirmó. Por su parte, Mauricio García, investigador de AGROSAVIA resaltó, “el motor de la autonomía se da porque la naturaleza es un ejemplo de ello, todo bajo principios de la solidaridad”.
Para las mujeres de ASODALE, y en palabras de Luz Ángela Moreno, asociada, poder reconocer la pérdida de conocimientos sobre las alternativas que antes tenían para asegurar su alimentación y que esta fuera completa, “representa una oportunidad para el aprendizaje y el trabajo en asociatividad”, que se proponen atender dadas las condiciones actuales y la preocupación por “heredar conocimientos a sus hijos, los futuros responsables de las actividades productivas del departamento”.
Para la Iniciativa DeSIRA de la Unión Europea, principal financiador del proyecto ABRIGUE, el Fin de la Pobreza y el Hambre Cero, establecidos como los dos primeros objetivos de los ODS, son aspectos priorizados en la formulación de estrategias para la transición agroecológica de los sistemas productivos.
Como consecuencia, en ABRIGUE las comunidades y los técnicos de las instituciones se juntan a través de las Plataformas de Innovación para fortalecer las capacidades y definir estrategias que contribuyan a promover un entorno de gobernanza, normativa, política y financiera, que le permita a los territorios recuperar su cultura y su compromiso por el cuidado del territorio en la construcción de una paz total a partir de la agroecología y la bioeconomía.
“Si tenemos soberanía alimentaria, podemos comer con confianza porque podemos elegir”, concluyó Daller Díaz, trabajadora del campo y asistente al encuentro por ASODALE. Para las mujeres del Sur del Meta, la posibilidad de pensar en un recuperación y aprovechamiento sustentable del bosque significa “tener alternativas de ingreso económico y nutrición responsable” para ellas, sus familias y sus vecinos.
La agroecología como bandera para el encuentro entre las instituciones, los agricultores y la ciencia, es la apuesta que hace ABRIGUE por un país con garantías para mitigar el cambio climático, cumplir con la eficiencia ecológica y permitir que cada actor de las cadenas de valor participe, aporte y reciba beneficios.
Sobre el Proyecto ABRIGUE
El Proyecto ABRIGUE: fortalecimiento que transforma, financiado a través de la Iniciativa DeSIRA de la Unión Europea, y bajo la coordinación general del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, en cooperación con AGROSAVIA, MinCiencias, Cirad y la Universidad Tecnológica del Chocó – UTCh, busca contribuir a la adaptación al cambio climático de comunidades rurales por medio del desarrollo e implementación de agroecología y bioeconomía circular en territorios prioritarios de frontera forestal y marina, y aportar a la reducción de la deforestación con un enfoque multiescala y multi-actor que fomente la creación de capacidades, investigación, cooperación y política. Durante su ejecución, ABRIGUE concentrará sus esfuerzos en el fomento de la innovación regional para el mejoramiento de producción agroecológica, el fortalecimiento de capacidades de los productores y sus organizaciones locales, el mejoramiento de cadenas de valor en cuanto a rentabilidad, resiliencia frente al cambio climático y su huella de carbono, y el desarrollo de capacidades, gobernanza y marco político al nivel nacional y regional; beneficiando a 4.182 familias rurales de los departamentos de Chocó, Meta y Caquetá.
Valentina Ruiz Niño
Comunicadora
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