Cuando Dairon Cárdenas López egresó del pregrado de Biología de la Universidad de Antioquia, en 1991, llevaba más de cuatro años trabajando como curador en el herbario del Jardín Botánico de Medellín. Siempre tuvo claro que su norte era la botánica, por eso durante el pregrado, al lado de su compañero de clase Julio César Betancur Betancur, se dedicó a ser asistente del trabajo de campo de la profesora Julia Rosa Giraldo, en el Herbario de la Universidad.
«Fue una época difícil para Medellín y Colombia. Una ola de violencia hizo que diferentes académicos huyeran de la Universidad y de la ciudad, protegiendo su vida. Sin embargo, Dairon soñaba con internarse a toda costa en el estudio de la flora de Colombia. Hoy podemos decir que lo logró». Así lo recuerda Julio César, su colega y también investigador botánico.
Después de finalizar su pregrado, no pasó mucho tiempo para que Dairon se internara en el que fue su hogar recorrido: la Amazonía. En la década de los noventa las investigaciones de esta geografía estaban lideradas por el herbario de la Corporación Araracuara, que era el lugar que guardaba muestras para inventarios forestales y que fue precedente del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas, Sinchi. Este último fue el lugar desde el cual Dairon comenzó a edificar Dairon su legado, sabiduría y gestión.