Históricamente la zona de La Macarena ha contado con distintas figuras jurídicas que han reglamentado su uso y limitado su ocupación. Sin embargo, una de las principales características de esta región, conocida como Reserva de La Macarena y desde 1989 como Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEM), es que frecuentemente dicha normatividad ha sido tardía y, por lo general, no ha contado con las estrategias y los instrumentos propios de planificación que permiten el cumplimiento del espíritu y la naturaleza de toda una serie de leyes y decretos que el Estado colombiano ha expedido desde mediados del siglo XX.

Ejemplo de ello, el Decreto – Ley 1989 de 1989 que declaró esta región como Área de Manejo Especial La Macarena –AMEM–, firmado por el presidente de entonces, luego de que un equipo de inves - tigación de la Universidad Nacional censara a los colonos allí establecidos y elaborara el diagnóstico interdisciplinario de la colonización en este territorio.

Esta reglamentación delimitó, clasificó y zonificó la zona y desde entonces han pasado 25 años y numerosos decretos que han tendido a convertirse en letra muerta. Implícitamente se ha asumido que tanto pobladores como la misma naturaleza están escindidos y que las normas jurídicas per se, carentes de instrumentos y de estrategias de planificación, aseguran su cumplimiento.

Sin embargo, la realidad es bien diferente: una de las constantes históricas en esta región ha sido la deforestación y la afectación negativa de los servicios ecosistémicos que la biodiversidad de La Macarena le presta no sólo al país, sino también al planeta.

Esta lamentable situación se debe en buena medida a la inexistencia de procesos de concertación con la comunidad asentada en cada uno de sus Distritos de Manejo Integrado (DMI) y la falta de formulación de los correspondientes Planes Integrales de Manejo, contemplados en el actual marco normativo promulgado por el Estado.

Los DMI son espacios geográficos en los que los paisajes y ecosistemas mantienen su composición y función, aunque su estructura haya sido modificada, y cuyos valores naturales y culturales asociados se ponen al alcance de la población para destinarlos a su uso sostenible, preservación, restauración, conocimiento y disfrute. En ese sentido, es de vital importancia que en las decisiones que se tomen para la elaboración de los planes para el manejo de estos espacios, participe la comunidad.

Y es allí, precisamente, donde radica la importancia del trabajo realizado por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas – SINCHI que se presenta en este libro, y que visibiliza la relevancia de la participación de la población de los cinco municipios del DMI La Macarena Norte en la formulación del Plan Integral de Manejo, realizado de manera concertada con representantes de la población vinculada a este Distrito de Manejo Integrado.

Sólo involucrando a la comunidad en la toma de decisiones para la zonificación y ordenamiento, la formulación, el seguimiento y la evaluación de estos planes de manejo, es posible dar una mayor garantía a la apropiación y posterior implementación de los mismos.

El trabajo de SINCHI en la formulación del Plan Integral de Manejo en esta zona, con una duración de cerca de catorce meses, logró vincular a la comunidad, a través de talleres y trabajo conjunto, en las distintas fases que condujeron al producto final. Se espera que su apropiación y pronta implementación incida positivamente no sólo en la comunidad, sino también en la región y en el país.

El libro que se encuentra ahora en sus manos busca reflejar de forma sucinta el desarrollo del trabajo realizado, expuesto de manera sencilla y amena para favorecer una mayor atención y entendimiento de la complejidad técnica que representó el proceso de ordenamiento, prospección y formulación realizados. Se ha procurado en tal sentido, que el orden del texto esté directamente relacionado con la metodología usada en las fases del proceso que se trabajó con representantes de la comunidad.

Así, los distintos capítulos describen no sólo el trabajo con la comunidad en cada fase, sino la información recolectada y los resultados que sirvieron de base para la construcción del documento final.

En un primer capítulo se entrega al lector información sobre el contexto de la región, en lo normativo, histórico, cultural y ambiental.

Los textos relacionados con la fase de aprestamiento, conforman el segundo capítulo y en tal sentido cuentan con información relacionada con identificación de actores, definición de estrategias de participación y comunicación, y construcción de visión estratégica del Plan.

La segunda fase, o fase diagnóstica hace parte del tercer capítulo que presenta la caracterización de los componentes biofísicos, socioeconómicos, culturales y legales, desarrollo del sistema de información y del componente cartográfico, análisis de relaciones socioeconómicas y ambientales, conflictos, presiones y amenazas, consolidación del diagnóstico y propuesta de zonificación.

Las siguientes tres fases, prospección, formulación y evaluación y seguimiento, conforman el cuarto y último capítulo, donde se incluyen los escenarios prospectivos, la zonificación final, la definición del plan de acción, los avances en la formulación de los proyectos priorizados y, finalmente, las estrategias de evaluación y seguimiento del Plan Integral de Manejo del DMI La Macarena Norte.

Las líneas que siguen son solo una muestra de lo que se puede esperar cuando entidades y comunidad trabajan de la mano para decidir sobre su futuro, y del papel fundamental de la comunidad en las decisiones territoriales, para el país que construimos día a día.