Las rayas de agua dulce de la familia Potamotrygonidae son habitantes exclusivas de la mayoría de los ríos de América del Sur que drenan hacia el océano Atlántico y el mar Caribe (Rosa et al. 2010). Son peces de esqueleto cartilaginoso, con el cuerpo plano y redondo, de forma tal que la boca se encuentra en posición ventral y los ojos en la zona dorsal. Las rayas viven sobre los lechos fangosos de ríos, quebradas y lagos, y se alimentan principalmente de peces e invertebrados acuáticos.

Una de las características más destacables del grupo, es su estrategia reproductiva, pues presenta fecundación interna, la cual es posible gracias a que los machos tienen un par de órganos copuladores denominados cláspers (resultado de la modificación del borde interno de las aletas ventrales); ocurriendo el desarrollo de embriones en la cavidad abdominal de las hembras, quienes alimentan a sus crías a través de una serie de filamentos o trofonemas que unen la pared abdominal de la madre con la boca y espiráculos de las crías. Al cabo de un periodo entre 3 y 9 meses pueden nacer vivas de 1 a 8 crías, dependiendo de la especie (Charvet-Almeida et al. 2005).

Esta estrategia reproductiva asegura que la energía invertida por la hembra se refleje en crías con mayor probabilidad de llegar a la adultez, sin embargo, disminuye su potencial reproductivo al tener un bajo número de progenie y sostener periodos de gestación prolongados. Las rayas son peces de madurez sexual tardía, que para la mayoría de las especies se alcanza después de los dos años (Caldas et al. 2010).

En cuanto a su diversidad, actualmente se conocen 36 especies en América del Sur (Frickie et al. 2020) de las cuales un tercio de ellas habitan el territorio nacional en las cuencas de los ríos Amazonas, Orinoco, Magdalena-Cauca y Catatumbo.