28 de junio. Leticia, Amazonas. El suelo es mucho más que simple tierra. Se trata de un recurso natural finito y no renovable que cumple funciones vitales para la sociedad y el planeta. Podría decirse que no existe ningún ser en la Tierra que no esté vinculado con el complejo mundo de los suelos, donde convergen plantas, animales y microbios. ¡Nuestra supervivencia depende de la salud de los suelos!
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el 33% de los suelos del mundo presenta algún nivel de degradación, lo que a su vez afecta la producción de alimentos, datos que preocupan si se tiene en cuenta que el 95% de lo que consumimos se produce allí.
Hablemos de los suelos amazónicos
En la Amazonia colombiana, que comprende el 42,3% de la superficie continental de Colombia el Instituto Geográfico Agustín Codazzi ha determinado que, aunque los suelos amazónicos son muy evolucionados, el 70% de ellos tiene baja fertilidad.
En el mundo, las fuentes de fósforo son muy limitadas, pero en la Amazonia lo son aún más, ya que no existen rocas fosfóricas y la mayor cantidad de elemento está en los animales, así que las plantas que crecen en suelos amazónicos dependen del poco que existe en el territorio para sobrevivir.
“El fósforo es muy importante porque hace parte de una molécula que se llama ATP. Esta molécula es como la gasolina de las células. Si no hay fósforo no hay ATP, no hay células, no hay energía, ni crecimiento”, afirma Clara Peña-Venegas, investigadora del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, que desde 1993, año de su creación, ha volcado su interés en el estudio de los suelos amazónicos y ha sido pionero en investigaciones de la biodiversidad de este recurso.
Micorrizas: alianza entre plantas y hongos
Pero entonces ¿bajo estas condiciones cómo es que las plantas logran crecer en los suelos amazónicos? Pues bien, se ha logrado determinar que la alianza subterránea entre las raíces de las plantas y los hongos han ayudado a las primeras a crecer y a esta asociación se le denomina micorriza.
Las micorrizas, porque en realidad bajo el suelo suceden muchas de estas asociaciones, podrían considerarse redes bajo la tierra que permiten el transporte de fósforo y otros nutrientes hacia las plantas. Existen dos tipos: las endomicorrizas y las ectomicorrizas. Endo porque los hongos logran asociarse dentro de las células de las plantas formando unas estructuras que se llaman arbúsculos y que son imposible de ver al ojo humano y Ecto porque los hongos no van dentro de las células de la raíz, sino en medio ellas y además, sí cambian la estructura exterior y es posible verlo.
Sin embargo, es posible que una planta pueda beneficiarse con los dos tipos de asociaciones. Las investigaciones del Instituto SINCHI han destacado que los bosques amazónicos de tierra firme, han sido en general catalogados como bosques dominados por micorrizas arbusculares, pero recientemente se encontró un mayor número de especies de hongos ectomicorrizicos en estos bosques, lo que indicaría que seguramente existen muchos más sin identificar.
Aprovechar el suelo sí, pero con ayuda
Como la mayoría de las plantas dependen de las micorrizas para sobrevivir, las investigaciones sobre estas asociaciones han sido vitales para entender las dinámicas de los suelos amazónicos. Actualmente, los científicos del Instituto SINCHI, trabajan en la colecta de suelos en diversos territorios y temporadas de la Amazonia; luego estas colectas son enviadas al laboratorio y deben pasar por un proceso de aislamiento de diminutas esporas que son producidas por los hongos y que posteriormente, gracias a técnicas moleculares, brindadas por expertos del Laboratorio de Ecología de Plantas de la Universidad de Tartu en Estonia, podrán ser analizadas para determinar su información genética. Algo así como conocer el nombre, el apellido y la identificación de aquel hongo.
“En las muestras de suelo encontramos mucha información y las técnicas moleculares han permitido encontrar más hongos y especies de las que se conocían. Es un mecanismo indirecto, pero mucho más preciso para conocer toda la riqueza y la diversidad que hay en esa muestra”, explica Peña-Venegas.
Las investigaciones del Instituto SINCHI han logrado determinar que, por ejemplo, en los suelos amazónicos se reportan 156 tipos de hongos formadores de micorrizas arbusculares, que corresponden al 49 % de la diversidad mundial y al 68 % de la diversidad reportada para los trópicos, un porcentaje bastante alto para una sola región.
“El Instituto SINCHI es pionero en usar métodos moleculares para determinar esos hongos y más en la Amazonia colombiana. Nosotros tenemos la base de datos más completa de la parte alta de la Amazonia y estamos seguros que habrá variaciones en la parte baja y que la diversidad es amplia porque las plantas y los microorganismos del suelo amazónico han tenido muchísimos años para evolucionar y establecer relaciones”, afirma Peña-Venegas.
En la Amazonia colombiana las investigaciones sobre las asociaciones de micorrizas en especies como: borojó (Borojoa patinoi), chontaduro (Bactris gasipaes) inchi (Caryodendron orinocence) y ají (Capsicum sp.) se han centrado en establecer inventarios en la región y sus dinámicas de colonización natural. En ese sentido, se ha concluido que el potencial de estas asociaciones es enorme para el desarrollo de una agricultura más sostenible y la recuperación de suelos contaminados o degradados en la región.
150 investigadores de suelos visitarán Leticia en 2023
Clara Peña-Venegas, microbióloga de suelos del Instituto SINCHI, está convencida de que el estudio de las micorrizas podría generar propuestas más sostenibles para la restauración y biorremediación de los suelos en el mundo y por su convicción y liderazgo desde Colombia, el país ha sido elegido para llevar a cabo la tercera versión del International Symposium Mycorrhizal Symbiosis in South America, que se llevará a cabo en 2023, en la sede principal del Instituto SINCHI, en Leticia, Amazonas.
“En este momento ya tenemos una agenda definida para agosto de 2023. Esperamos la visita de 150 investigadores especializados en suelos de Latinoamérica, Europa y Norteamérica. Están muy emocionados de conocer más sobre los suelos amazónicos y nos parece una apuesta importante para la región”, afirma Peña-Venegas.