BIODIVERSIDAD Y CONFLICTO ARMADO EN LAS SABANAS DEL YARÍ

Por : Dairon Cárdenas López, coordinador del Programa Ecosistemas y Recursos Naturales del Instituto SINCHI y curador del Herbario Amazónico Colombiano

Fecha: 21 Mayo 2017

En el día Internacional de la Diversidad Biológica, el grupo de Flora del Instituto SINCHI, encabezado por su coordinador, el biólogo Dairon Cárdenas López, presenta algunos de los resultados producto de un recorrido de casi 15 días por las Sabanas del Yarí.

Bogotá D.C. 19 de mayo de 2017. Investigadores del Grupo de Flora del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, se internaron en las extensas Sabanas del Yarí, un enclave orinocense al interior de la selva amazónica ubicado en la zona limítrofe de los departamentos de Caquetá, Guaviare y Meta.

Recorriendo las extensas sabanas naturales, los investigadores realizaron el inventario de una flora que, durante el conflicto armado, no pudo ser documentada y que por avisos como “prohibida la tala, la quema y la pesca indiscriminada”, ha logrado mantener un estado de conservación aceptable.

Las sabanas del Yarí son un ecosistema que no se encuentra representado en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, SINAP; están conformadas por áreas con arbustales entre 1,5 y 4 metros de altura; matorrales dominados por vegetación no graminoides (latifoliados) inferiores a 1,5 metros; y Sabanas Abiertas conformadas por vegetación graminoide (Herbácea) y exposición evidente de suelos arenosos. También son parte de las extensas Sabanas del Yari, pequeñas “matas de monte”, humedales y bosques de galería que hacen mayor la diversidad florística y sirven de hábitat de venados, chigüiros y boas, que recorren la región.

Es de resaltar que, como producto de los inventarios de la biodiversidad florística, se documentaron 442 especies de plantas vasculares agrupadas, de las cuales 18 no se encuentran registradas en el recién publicado “Catalogo de Plantas y Líquenes de Colombia”.

Así mismo se encontraron tres especies endémicas: Buchnera rubriflora (Scrophulariaceae); Justicia croceochlamys (Acanthaceae) y Piper calanyanum (Piperaceae); registros muy importantes en el sentido que es responsabilidad exclusiva de Colombia protegerlas, dado que no se encuentran en ningún otro lado del mundo y por tanto deben ser incluidas en un área con alguna figura de protección que garantice la conservación de las especies.

Según la Resolución 192 de 2014 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Colombia se registran 791 especies amenazadas. En las Sabanas del Yarí se registraron 2 especies amenazadas: Cedrela odorata (cedro) y Pachira quinata (Ceiba tolua) que están en la categoría En Peligro (EN), debido principalmente a la sobreexplotación de madera. Cedrela odorata es una de las especies con mayor demanda en el mundo, y Pachira quinata principalmente en los departamentos de Atlántico, Casanare y Magdalena (Cárdenas y Salinas 2007; Cárdenas et al., 2015). En este sentido y considerando las estrategias contempladas en los “Planes de Manejo para la Conservación de Especies Amenazadas”, su ocurrencia en el área de estudio aporta elementos para sustentar la importancia de conservación de la zona.