Se presentó una desmejora en el bienio analizado ya que el indicador de 28% de bagres capturados por debajo de tamaño reglamentaria que se calculó para el período de pesca 2013-2014 en Leguízamo, se incrementó nuevamente en 39% de afectación (Figura 9), lo cual es consecuente con la dinámica informada por Bonilla-Castillo (2017), quienes indicaron que ante la ausencia de los grandes bagres, otros silúridos medianos y algunos peces de escama se han incorporado dentro de la actividad comercial de la zona pero bajo labores pesqueras carentes de medidas de ordenación.
Para el río Putumayo, fueron los pintadillos, lecheros, babosos y el pejeleño (Sorubimichthys planiceps) los bagres más afectados por la pesca, e igualmente, se dio un incremento de riesgo para barbachato y simí (Figura 10).
En el río Amazonas la actividad continúa en desmejora para lo que tiene que ver con el tamaño de captura de los bagres, ya que el mal indicador de 68% para los bagres capturados por debajo de talla reglamentaria que se calculó durante el período 2013-2014 en Leticia, se incrementó desfavorablemente hasta un 95% de afectación (Figura 11).
En río Amazonas fueron los pintadillos (Pseudoplatystoma sp) y el baboso (Brachyplatystoma platynemum) los bagres más afectados por la pesca (Figura 12).
Un ejemplo que ilustra claramente la permanente presión ejercida sobre los bagres es el caso del pintadillo rayado, en todas las evaluaciones realizadas para el río Amazonas el resultado del indicador es de un efecto negativo muy alto (Figura 13), a pesar de ser una especie amenazada (Mojica et al. 2012) y un recurso compartido con Brasil, Ecuador y Perú (Agudelo et al. 2000; Agudelo 2007), no existen acciones consensuadas entre la autoridad pesquera y el gremio pesquero a favor de disminuir el impacto negativo sobre la especie.
Frente a estos resultados negativos, se trae a colación lo comentado por Agudelo (2015), frente al riesgo que existe en la continuidad de los beneficios otorgados por los peces, toda vez que: ”…La falta de precisión y de acción en cuanto a la normatividad ambiental y pesquera para la Amazonia, sumado a débiles procesos de educación ambiental y de regulación de las autoridades e instituciones encargadas, impiden la mitigación de los efectos negativos que ejercen las actividades humanas sobre los recursos hidrobiológicos de alto interés en la región y es por ello, que la continuidad de los beneficios directos e indirectos que se perciben por el uso de los peces amazónicos hoy se encuentra amenazada…”.